Buenas cosas pasaron y mejores por venir

El 2023 ha sido un gran año para la astronomía, no sólo por las fantásticas imágenes y descubrimientos del Telescopio Webb, o por la muy probable primera detección de los murmullos gravitacionales producto de colisiones entre agujeros negros supermasivos, o por los exóticos mundos encontrados en otras estrellas, o por el regreso mejorado de LIGO para continuar su colección de fuentes de ondas gravitacionales, o… en fin, un amplio y maravillo etcétera.

Sin duda, la lista es larga, desde misiones robóticas lanzadas al reino de los asteroides, hasta telescopios espaciales dedicados a escanear el cielo, los avances continúan en nuestra compresión de la formación y evolución del Universo.

Cerca de nosotros, los cuerpos menores del Sistema Solar han tenido su lugar especial en cuanto a logros desbloqueados y descubrimientos inesperados este año.

Ilustración de la sonda Lucy, rumbo al grupo de asteroides troyanos en la órbita de Júpiter.

El 1 de diciembre, la misión Lucy de la NASA envió las primeras images del asteroide Dinkinesh y la primer sopresa fue un pequeño satélite cuya existencia se vislumbró a partir de la variabilidad en el brillo del asteroide. Pero vendría otro regalo: un segundo satélite. Es lo que se llama sistema binario por contacto. Tomando en cuenta que las imágenes fuero parte de una prueba en los controles de seguimiento, los equipos de la misión esperan descubrir cosas aún más fabulosas en el futuro cercano.

De hecho, Lucy continuará explorando los asteroides del cinturón principal en ruta hacia los asteroides troyanos en la órbita de Júpiter, a donde llegará en 2027. Se piensa que los troyanos son cuerpos primitivos de la formación del Sistema Solar hace más de 4 mil millones de años y podrían aclarar muchas de nuestras preguntas sobre la migración planetaria y la composición química primigenia de otros cuerpos del sistema.

A Lucy le espera una gran aventura entre moles planetarias desde ahora y hasta 2033, cuando en al menos cinco ocasiones sobrevolará cuerpos del cinturón de asteroides.

Ilustración de la sonda Psyche de la NASA. Detrás una representación artística del asteroide 16 Psyche.

En octubre de 2023 se lanzó otra misión de cuerpos menores, pero a un tipo de asteroide muy diferente: 16 Psyche, un asteroide rico en metales. Se cree que su superficie es un núcleo planetesimal expuesto, rico en hierro y otros metales de gran valor económico en la Tierra.

Pero, la verdad es que no todo es brillante en 16 Psyche. Algunas mediciones son bastante conservadoras y ponen en duda el alto contenido en metales del asteroide. En todo caso, este y otros debates podrían salvarse de una manera: la visita y el estudio in situ de una misión robótica. La misión Pyche de la NASA, que lleva el mismo nombre del asteroide, tardará seis años en llegar a 16 Pyche, hasta la parte exterior del cinturón de asteroides. En su camino, la nave estudiará el interior del Sistema Solar y sus resultados complementaran lo que sabemos de nuestro vecindario planetario.

Finalmente, no todas son buenas noticias, nada nuevo: recortes en programas de ciencia y tecnología por parte de los Estados Unidos, y en especial los dirigios a la NASA.

Ilustración de la sonda VERITAS de la NASA que estudiará el planetas Venus.

Algunas disputas en los comités y las políticas en Estados Unidos han pintando un panorama incierto para misiones como VERITAS, el siguiente robot de la NASA en lanzarse al planeta Venus.

La decision de retirarle fondos a la ya modesta misión ha frenado su progreso considerablemente, haciendo inviable su lanzamiento para esta década. En realidad los recortes y retrasos comenzaron en 2022 con la reasignación de presupuesto hacia otras misiones que, o han sobrepasado sus costes o han requerido un impulso mayor para ajustarse a los tiempos de los proyectos.

Y es que las misiones planetarias no pueden lanzarse cuando uno quiera, hay ventadas de tiempo en las que las posiciones de la Tierra y el objetivo son las adecuadas para que los robots lleguen a su destino. Esto pasó con VERITAS, cuya primer ventana se cerró en otoño de 2022. A pesar de todo, la misión continúa con la esperanza de ser lanzada en algún momento de 2031.

Ilustración de la llegada del robot Dragonfly de la NASA a la luna Titán en Saturno.

La misión Dragonfly a Titan es otra que ha sufrido recortes, pero en menor grado, retrasando su lanzamiento original de junio de 2027 a julio de 2028.

Con todo, es inevitable mantenerse optimista por los siguientes años en la exploración del Sistema Solar: el rover Rosalind Frankiln de la ESA esta en fases avanzadas y su primera ventana de lanzamiento está programada para 2028, llegando a Marte dos años después. Otra sonda de la ESA, JUICE va en camino de encontrarse con las lunas de Júpiter en julio de 2031, mientras realiza varios sobrevuelos en su ruta por la Tierra y Venus.

La sonda Europa Clipper de la NASA, está lista para lanzarse en octubre de 2024 rumbo a la luna Europa de Júpiter, donde espera realizar importantes experimentos sobre la superficie congelada de la luna, incluyendo valorar la posibilidad de vida debajo de esta.

Así que en general, podemos decir que 2023 fue un gran año para astronomía y la exploración espacial, pero el 2024 pinta mucho mejor. Ojalá que asi sea.

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